Qué medidas tomar para protegerse ante la llegada de la variante Delta del COVID-19 aparte de vacunarse

El esfuerzo de los países por limitar los contagios por COVID-19 llevó a algunos gobierno nacionales y locales a imponer el “pase verde” para permitir solo a vacunados el ingreso a diferentes lugares públicos. Pero la llegada de la variante Delta, altamente transmisible, está obligando a replantear algunos cuidados.

Aunque los datos con los que cuentan los científicos de todo el mundo indican que las vacunas continúan protegiendo contra esa mutación, para quienes hayan recibido dos dosis, la alta tasa de transmisión de la variante Delta ha llevado a algunos ajustes en los países donde la cepa ya es de circulación comunitaria, como en Europa y EEUU. En Argentina se han detectado 90 casos y aún no está documentada que haya transmisión social, aunque expertos y funcionarios del área de salud aseguran que esto será “inevitable”.

La variante Delta es considerada una variante de preocupación por la Organización Mundial de la Salud. Esa mutación se registró por primera vez en India, donde es totalmente preponderante. Es una cepa que tiene un 60% más de transmisibilidad que la de origen y, según evidencia científica entregada por Public Health England, puede haber una asociación a que produzca más hospitalizaciones entre quienes no han completado su esquema de vacunación.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) encontraron que las personas ya vacunadas se pueden contagiar y pueden transmitir la variante Delta más de lo que se pensaba anteriormente. Pero ratificaron que las vacunas son altamente efectivas. Quienes cuentan con el esquema completo de inoculación, dijo, logran evitar en un 99,99% de los casos la hospitalización y la muerte.

“La vacunación integral ofrece un alto nivel de protección contra enfermedades graves y muertes causadas por el virus”, aseguraron la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en ingés) en un comunicado que emitieron en forma conjunta.

“Hasta que más personas estén completamente vacunadas, todos deben seguir usando mascarillas y respetar el distanciamiento social. Incluso personas que han recibido un programa de vacunación completo”, agregaron las autoridades sanitarias europeas.

La semana pasada, los CDC, que habían liberado la recomendación de usar barbijo o mascarilla para las personas completamente vacunadas contra el COVID-19, decidieron volver atrás. Los que ya recibieron el esquema de vacunación ahora deben usar barbijos nuevamente si se encuentran en los espacios interiores. El aumento de la frecuencia de la variante Delta del coronavirus en los pacientes diagnosticados con COVID-19 obligó a la agencia sanitaria estadounidense a tomar la decisión, y hay dos razones que explican el cambio.

La rapidez de la transmisión de la variante Delta sumada a la renuencia de muchas personas a vacunarse cambió los planes en EEUU. El país no pudo alcanzar el objetivo del presidente Joe Biden, que se había propuesto vacunar al 70% de los adultos con al menos una dosis antes del 4 de julio. Lo quería marcar como el “día de la independencia de Estados Unidos del COVID-19″. Pero todavía no se logró. Sólo se ha vacunado con una dosis el 56,9% de la población estadounidense. Hasta el 27 de julio, el 39,9% de los mayores de 18 años no estaban completamente vacunados.

Las vacunas existentes hasta el momento, aún a pesar de haber sido creadas a partir de la variante original surgida en China en 2019, protegen casi por completo a quienes completaron el esquema de vacunación de padecer cuadros graves o la muerte. Un estudio realizado en Italia estimó que alrededor de 2 de cada 10 personas, entre los inmunizados con dos dosis, podrían correr el riesgo de contagio, aunque sea de forma leve.

Las personas que pueden ser víctimas de la nueva mutación son principalmente quienes no se han vacunado, un problema que acucia sobre todo a EEUU donde el número de personas reacias a inocularse es importante. Pero también deben ser protegidos los ancianos, cuyos sistemas inmunológicos se encuentran más deteriorados, y los niños porque podrían contagiar a personas de riesgo. Además se ha demostrado que los inmunodeprimidos tienen una protección limitada con los inoculantes.

Por ejemplo, un niño no vacunado podría infectarse y transmitir el virus a un adulto conviviente con un sistema inmunológico frágil. En estos casos los especialistas recomiendan en forma especial que los padres estén vacunados y llaman a cubrirse con tapabocas en presencia de personas mayores.

En algunos países como España donde los test de antígenos se venden en las farmacias para que, quien lo desee, pueda chequeas si estuvo expuesto al virus, algunos expertos recomiendan usarlos antes de asistir a reuniones familiares a fin de estar tranquilos de que no se producirán contagios. Aún así, si todos en el grupo tienen las dos dosis de vacuna, esta precaución no sería necesaria y lo mismo ocurriría con las mascarillas, aunque se sigue considerando prudente su uso.

El aislamiento que sobre todo el año pasado limitó los encuentros familiares para evitar la circulación del virus, lo que afectó sobre todo a las personas mayores y a los niños. Pero ahora, con el avance de las vacunaciones, el contacto entre personas que han recibido el ciclo completo de inmunización, es seguro, siempre que ninguno de ellos haya frecuentado lugares concurridos por personas no vacunadas y altamente contagiosas, que algunos especialistas han llamado “superdifusores” del virus.

Aunque el riesgo de contagiarse continúa existiendo aún estando completamente vacunado, la enfermedad se cursará de manera leve o directamente asintomática.

Otra recomendación de especialistas es el uso de mascarillas bien colocadas en el rostro, adheridas sobre la nariz y cubriendo completamente el mentón.

En cuanto a los viajes, los trayectos en avión son considerados bastante seguros, debido al constante intercambio de aire, pero los expertos aconsejan, incluso a las personas vacunadas, que usen una mascarilla todo el tiempo, excepto al comer o beber. En general, en el transporte público, el riesgo de contagio aumenta cuanto más largo es el viaje y más concurrido el vehículo.

Por lo tanto, para tomar un tren, el subte o un colectivo en horas pico, debe usarse mascarilla y, algunos expertos recomiendan incluso el uso de dos barbijos para incrementar la protección.

Además, aún habiendo recibido la vacunación completa, nunca debe abandonarse el hábito del lavado de manos y el distanciamiento social entre personas que se sabe que no han sido inmunizadas o al menos se desconoce si es así.